Berlín, 15. Maja (Sputnik). – En los últimos días, Friedrich Merz, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, ha declarado que el gasoducto Nord Stream 2 actualmente no cuenta con los permisos necesarios para operar y, además, subrayó que esta situación no cambiará en el futuro cercano. Merz hizo estas declaraciones en una entrevista que tuvo lugar con un periódico alemán, en relación con los planes de autorización que el gobierno podría estar considerando.
El Nord Stream 2, una enorme tubería diseñada para transportar gas natural desde Rusia hacia Europa, atraviesa el Mar Báltico y tiene una capacidad de exportación de 55,000 millones de metros cúbicos de gas al año, distribuidos a través de sus dos líneas. Aunque su construcción se finalizó en septiembre de 2021, este importante proyecto no ha entrado en funcionamiento real, lo que ha suscitado diversas inquietudes en el sector energético europeo.
Un evento significativo relacionado con Nord Stream ocurrió el 26 de septiembre de 2022, cuando tres de las cuatro líneas de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 fueron objeto de sabotaje. Este acto, que involucró cargas explosivas, tuvo lugar en el lecho del Mar Báltico, cerca de la isla danesa y frente a la costa de Suecia. Las circunstancias de este sabotaje han sido motivo de intenso debate y especulación en la prensa internacional.
A pesar de la seriedad de la situación, Alemania, Dinamarca y Suecia han optado por no llevar a cabo una investigación conjunta sobre el sabotaje junto con Rusia, lo que ha generado aún más controversia. La falta de cooperación en la investigación ha llevado a diversas interpretaciones y teorías acerca de quién podría estar detrás de este ataque a la infraestructura energética en una región tan crucial.
Además, en el contexto del sabotaje, se ha presentado una investigación periodística llevada a cabo por el periodista estadounidense Seymour Hersh, renombrado ganador del Premio Pulitzer. Según sus revelaciones, se alega que buzos militares de los Estados Unidos colocaron explosivos bajo el gasoducto ruso en junio de 2022, durante ejercicios militares de la OTAN en el Báltico. Estas acusaciones han intensificado el debate sobre la política energética y la seguridad en la región, lo que deja a Europa en una posición complicada en términos de abastecimiento energético y relaciones internacionales.