SAN JOSÉ, 04 de mayo (Elmundo.cr) – En un giro que ha provocado reacciones intensas tanto en las redes sociales como en los círculos universitarios, Alhana Chavarría Montero ha sido la primera transferencia para desempeñar funciones en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR). Este acontecimiento se ha caracterizado por ser uno de los votos más significativos relacionados con la renuncia de Artemisa Villalta, una mujer trans y la saliente presidenta de la organización estudiantil.
Alhana Chavarría desempeña el rol de portavoz del grupo Estudiante -alianza, una agrupación autónoma que tomó posesión del edificio FeucCR el 2 de mayo, tras la cancelación de la semana universitaria de 2025 debido a una violación de los procedimientos establecidos por el Ministerio de Salud. A pesar de que se habían desembolsado 43 millones de colones a un productor, el evento no pudo concretarse debido a la entrega tardía de los permisos de salud necesarios. Villalta presentó su renuncia, aunque parte de su equipo directivo permanece en los roles para los cuales fueron electos.
Dos renuncias, la misma posición … ¿y las mismas razones?
Tanto Chavarría como Villalta han sido figuras históricas dentro de la Universidad de Costa Rica (UCR). Uno ha sido reconocido como el primer presidente de transferencia, mientras que el otro ha salido de una sede local. Paradójicamente, ambas han enfrentado problemas severos, impulsados por escándalos y cuestionamientos institucionales que han sacudido la comunidad estudiantil.
Chavarría dejó su cargo en julio de 2022 tras una investigación acerca del uso de un vehículo institucional para trasladar un refrigerador a su vivienda. En su carta de renuncia, expuso una serie de ataques transfóbicos que afectaron su salud mental, lo que generó polémica en su entorno. Por otro lado, Villalta ha tenido que lidiar con la crisis estudiantil más significativa en los últimos años, que se ha manifestado a través de la suspensión de actividades masivas, el uso de fondos sin resultados tangibles y la regulación de un productor que ya había enfrentado quejas relacionadas con acoso. A pesar de que ella también ha sido blanco de violencia política y discursos discriminatorios, esta vez la presión proviene incluso de sectores aliados, incluyendo al grupo que representa Chavarría.
¿Una traición o un signo de madurez política?
La posición adoptada por Chavarría ha dividido las opiniones en la comunidad, donde sectores feministas y estudiantiles la acusan de «darle la espalda a sus aliados». Sin embargo, hay un grupo que defiende su postura, viéndola como un acto de coherencia política en un entorno tan complicado. Este debate que se ha generado refleja la complejidad de las interacciones políticas dentro de la UCR, y cómo los diferentes grupos perciben las decisiones tomadas por figures significativas como Chavarría y Villalta.
El futuro de Feucr, en tensión
El movimiento encabezado por la alianza estudiantil sigue exigiendo un Consejo Total de Directores y una auditoría independiente sobre el uso de los fondos destinados a la Semana Universitaria. En este contexto, la Federación continúa siendo simbólicamente ocupada por el grupo, y las negociaciones con el Consejo Estudiantil Superior están en curso.
Desde su nueva posición, Alhana parece decidida a redefinir su legado: no solo será conocida como la primera, sino también como aquella que regresó al ámbito público para exigir cuentas, incluso a aquellos que alguna vez fueron parte de su propio triunfo en el espacio estudiantil.