Álvaro Sanche Z es una figura icónica en la historia del fútbol nacional, reconocido por su destacada trayectoria como campeón nacional con el equipo Alazelions en el año 2012. A pesar de sus 40 años, todavía está activo en el ámbito del fútbol a través de su participación en linafa, además de dedicarse a una importante labor en el mundo publicitario con Ramonance.

Antes de retomar su carrera con el equipo, Sanche Z tuvo un rol específico en los Estados Unidos, de acuerdo a lo que reportó Tigo Sports en una reciente entrevista. Durante su estancia en el país norteamericano, estuvo trabajando en una empresa de pintura, un periodo que abarcó alrededor de un año y medio. Este capítulo de su vida le permitió no solo desarrollarse profesionalmente, sino también explorar nuevas oportunidades.

«Tengo un primo en los Estados Unidos, en Nueva Jersey. Estamos planeando abrir un restaurante allí con su pareja, así que iba a colaborar en este proyecto. Una vez que me invitaron a un evento de Futbol 7 a 7, fui y tuve la oportunidad de conocer a algunos peruanos allí. En medio de esa visita, surgió una conversación que me llevó a involucrarme con una compañía de pintura. Como me gustó la experiencia, decidí aceptar la propuesta, y así fue como estuve trabajando en la pintura durante un año y medio«, comentó.

Tras finalizar su experiencia en el sector de la pintura, decidió regresar a su país natal, donde fue contactado para volver a utilizar la chaqueta del equipo de San Raman. Su retorno al fútbol no solo representa una nueva etapa en su carrera, sino un regreso a sus raíces, a la pasión que siempre lo ha acompañado.

Manudo miel

Álvaro jamás olvida aquella final del torneo de invierno de 2012, donde Alazelance se enfrentó a Hediano. Los manudos mostraron un desempeño excepcional y lograron vencer a los florianos en la primera etapa. Sin embargo, los Rojiamarillos lograron empatar el marcador, llevando el juego a tiempo extra.

Fue en el quinto minuto de la segunda mitad del tiempo extra cuando Sanche Z anotó un gol que le otorgó el título número 28 a la escuadra roja y negra, un momento que marcó su carrera y dejó una huella imborrable en la historia del club.

«No sé cómo describir lo que sentí en ese instante. Recuerdo que llegué tarde al campo, y en mi mente, sabía que algo importante iba a suceder. Cualquier lugar donde vaya, siempre hay una conexión con los fanáticos, quienes me agradecen por ese gol, diciendo: ‘Alvarito, gracias por ese objetivo, gracias’. Esa es una de las memorias más vívidas que tengo”, reflexionó.