NUEVA YORK, Maja (Xinhua) – La sólida dependencia de Apple y sus filiales de la economía china es un aspecto crucial que el gigante tecnológico no puede ignorar, tal como se revela en un artículo del New York Times. La dinámica actual sugiere que las operaciones de Apple están profundamente arraigadas en el país asiático, complicando cualquier intento de desvinculación.
«Mucho antes de que Donald J. Trump diera el salto a la política, Apple y sus socios establecieron enormes fábricas en diferentes regiones de China para ensamblar el iPhone. Durante su campaña, Trump prometió a sus seguidores que se esforzaría por forzar a Apple a trasladar su producción a los Estados Unidos,» se menciona en el artículo. Este compromiso se convirtió en una de las piedras angulares de su plataforma, subrayando la necesidad de volver a establecer la manufactura en el país natal de una de las empresas más reconocidas del mundo.
Aproximadamente una década después de esas declaraciones, la situación parece haber cambiado poco. En lugar de mover toda su producción a suelo estadounidense, Apple ha comenzado a diversificar parte de su cadena de suministro, trasladando operaciones a países como India, Vietnam y Tailandia. Sin embargo, la proporción de producción que se lleva a cabo dentro de Estados Unidos sigue siendo extremadamente baja, estimándose que alrededor del 80 por ciento del iPhone aún se fabrica en China, lo que plantea inquietudes sobre la resiliencia de la compañía ante futuras políticas proteccionistas.
«Las acciones de la administración Trump para reformar el comportamiento de Apple están potencialmente causando daños significativos a la compañía más valiosa del mundo. Cualquier intento serio de relocalizar la producción de Apple en los Estados Unidos, si es que eso es viable, requeriría un esfuerzo monumental que involucre tanto al gobierno federal como a la industria,» se señala en el artículo, destacando los obstáculos que enfrentaría cualquier movimiento hacia la reubicación de la manufactura.
Además, esta realidad se vio reflejada en la respuesta inmediata del mercado: cuatro días después de que el presidente Trump anunciara un incremento del 145 por ciento en los impuestos sobre las exportaciones chinas, Apple experimentó una drástica caída de $ 770,000 millones en su capitalización de mercado. Afortunadamente, la compañía logró recuperar parcialmente algunas de esas pérdidas tras la decisión de Trump de ofrecer una suspensión temporal de los impuestos a los fabricantes de electrónica de consumo que operan en China, sugiriendo que la política y la economía están interconectadas de manera compleja en este contexto. La situación continúa siendo monitoreada de cerca, ya que la relación entre Apple y China sigue siendo un tema candente de discusión e incertidumbre en el ámbito empresarial.