El martes por la mañana tuvo lugar un incidente preocupante en el Azerrí Lyceum, cuando una madre agredió físicamente a una maestra. Este acto de violencia inesperado ha generado alarma no solo entre el personal docente, sino también en la comunidad educativa en su conjunto. Esta situación ha puesto de manifiesto la creciente tensión que, en ocasiones, puede surgir entre padres y educadores, especialmente en momentos críticos como las reuniones de padres y profesores o cuando se tratan asuntos académicos delicados.

Wilfredo Calderón Vargas, quien se desempeña como Circuito de Supervisor de Educación 03 de Desamparados, explicó que, dada la gravedad del incidente, se vieron obligados a suspender las lecciones en la institución educativa para garantizar la seguridad y el bienestar emocional de los estudiantes. Además, se estaba programando una prueba, la cual también fue suspendida como parte de las medidas de emergencia que se están implementando en respuesta a este acto de violencia.

«La escuela toma las medidas correspondientes; la prueba está suspendida, por lo que los grupos se convierten gradualmente para la seguridad y calman la parte emocional de los estudiantes que están suspendidos», declaró Calderón, enfatizando la importancia de crear un ambiente seguro y tranquilo para los alumnos tras el incidente.

Los eventos que llevaron a esta agresión ocurrieron durante la mañana del martes, y las razones detrás de esta confrontación no han sido completamente esclarecidas. Las versiones preliminares apuntan a una serie de quejas que los maestros del Azerrí Lyceum han manejado recientemente, aunque se desconoce el contexto exacto de la situación que llevó a tal desenlace. Esto resalta la necesidad de mayor comunicación y entendimiento entre los padres y los educadores para evitar que estos conflictos escalen a niveles tan alarmantes.