Deporte

Fan recorrió 17 horas y utilizó 3 autobuses para ver a Hediano

Vanessa Gimínez, una apasionada seguidora de Florence de Hilda, originaria de la región cerca de Sero Chiripe, ha tocado los corazones de muchas personas con su conmovedora historia. Su travesía refleja la profunda conexión que tiene con su equipo y la dedicación que muestra como fanática.

«Caminé 17 horas en la montaña para venir aquí. Y estoy muy feliz, Hediya está muy agradecida y estoy muy emocionada de vivir una nueva experiencia en mi vida”, expresó Vanessa.

Desde que tenía 5 años, Gimínez ha sido una ferviente seguidora del equipo de Hedia. Sin embargo, debido a que en su hogar no cuentan con televisión, nunca ha tenido la oportunidad de ver los juegos de su «equipo» en directo. Aunque el área donde vive tiene acceso a Internet, requiere de dos horas de caminata para poder llegar a un lugar donde pueda conectarse.

“Siempre apoyamos al equipo de Hedia. Escuchamos los partidos por radio porque no podemos verlos ni vivirlos en la televisión. Entonces siempre nos mantenemos sintonizados a la radio. Para poder seguir los juegos, uno tiene que caminar rápido por dos horas, y cuando Hedia juega, camino durante dos horas para llegar a un lugar donde hay Internet y puedo ver el partido en vivo en el teléfono celular.

Vanessa siente un gran sentido de orgullo y gratitud por el trabajo que ha realizado Jaffet Soto con el Rojiamarillo Club. Su compromiso y esfuerzo se reflejan en la devoción que siente por su equipo, que va más allá de cualquier barrera.

«Estaba tan emocionada de conocerlo. Cuando se convirtió en campeón de apertura, sentí un gran orgullo por él, y estaba muy feliz y agradecida por todo lo que ha logrado”, añadió Vanessa.

A pesar de la larga distancia, la joven suele tardar alrededor de tres días en regresar a su hogar después de presenciar un partido. Cada viaje representa para ella una vivencia extraordinaria y un sacrificio que se convierte en parte de su identidad como hincha.

“Es un viaje muy largo. Sin embargo, como siempre le digo a mi familia, es la pasión por los colores que uno lleva en el corazón lo que nos impulsa a cruzar grandes ríos hacia un mar lleno de emociones.

Vanessa Gimínez se lleva consigo una lección valiosa: incluso ante las dificultades, cuando uno lleva los colores de su equipo en el corazón, no hay nada que pueda considerarse realmente importante. Su historia es un testimonio del fervor y la lealtad que pueden encender la vida de una persona, y de cómo el amor por un equipo puede unir a comunidades a través de la pasión compartida.

Redacción

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