Recientemente, el director de la Agencia de Investigación Judicial (OIJ), Randall Zúñiga, ha confirmado una noticia trágica que ha conmocionado a muchos. Miller Gardner, hijo de Brett Gardner, conocido por su tiempo como jugador de béisbol en los New York Yankees, ha fallecido a la temprana edad de 14 años. La causa de su muerte se ha atribuido a la inhalación de grandes cantidades de monóxido de carbono, un gas extremadamente peligroso y, en su mayoría, inodoro.
Zúñiga proporcionó detalles sobre la investigación llevada a cabo tras la muerte de Gardner, resaltando los resultados de un análisis de toxicología forense que se realizó después de la autopsia. Según los hallazgos, se detectó una saturación alarmante de 64% del gas tóxico en la sangre del joven. Este resultado es muy preocupante y sugiere una exposición severa y peligrosa a monóxido de carbono, lo que pudo haber causado su muerte de manera repentina e inesperada.
El director Zúñiga también comentó que, con base en estos resultados, la investigación referente a las causas de la muerte de Gardner estaba cerrada. Aclaró que la hipótesis inicial, que ya se había formado en días anteriores, se fundamentó en el hecho de que se realizaron pruebas en la habitación del hotel donde se hospedaba la familia, las cuales revelaron una alta concentración de monóxido de carbono en el ambiente.
“Parece ser que este niño (Miller) podría haber perdido la vida debido a la inhalación de estos gases tóxicos. Es importante señalar que hay una habitación contigua a la suya, la cual está destinada a albergar maquinaria, lo que podría haber contribuido a la contaminación en el área”, afirmó Zúñiga. Esto pone de manifiesto la necesidad de revisar la seguridad y las condiciones de los alojamientos hoteleros, especialmente en zonas donde se utilizan equipos que puedan emitir gases nocivos.
Las autoridades han enfatizado que se realizaron exámenes científicos rigurosos para llegar a esta conclusión y descartar otras sustancias, como el fentanilo, que resultó negativo en las pruebas. La simultaneidad de este trágico caso y la atención del público sobre los peligros del monóxido de carbono nos recuerda la importancia de la seguridad en nuestros entornos, así como la necesidad de ser conscientes de los riesgos que pueden surgir en lugares que no siempre se consideran peligrosos.