Buenos Aires, 30 de abril (Xinhua) – Un informe reciente de la Organización Panamericana de la Salud (PAOH) ha revelado una preocupante realidad en el ámbito de la salud en la región. De los 39 países analizados, 14 de ellos se encuentran significativamente por debajo de la cantidad mínima necesaria de médicos y enfermeras para satisfacer las demandas de salud de sus respectivas poblaciones. Este hallazgo ilumina una crisis que podría tener serias repercusiones en la salud pública y el acceso a la atención médica en la región.
La investigación, titulada «Fuerza de salud en América: datos e indicadores regionales», también lanzó una alerta preocupante para Estados Unidos, previniendo un déficit potencial de entre 600,000 y 2 millones de trabajadores de salud para el año 2030. Tal situación amenaza con erosionar los principios del enfoque de salud universal, que es vital para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a servicios de salud adecuados, según la declaración oficial de la entidad. La falta de personal capacitado no solo afecta la capacidad de atención, sino que también compromete la eficacia total del sistema de salud.
El director de PAHA, Jarbas Barbosa, enfatizó la importancia del personal de salud, afirmando que «el personal de salud es la columna vertebral de nuestros sistemas de salud; sin ellos, simplemente no es posible discutir el acceso o la cobertura universal». Esto subraya la necesidad de implementar medidas urgentes que aborden la escasez de trabajadores en el sector. Barbosa agregó que los datos proporcionados por el informe son cruciales para fundamentar inversiones en capacitación, así como en la retención del personal y la mejora de las condiciones laborales, de modo que podamos asegurar una atención sanitaria equitativa para todos.
Según el estudio, la densidad promedio de trabajadores de la salud en Estados Unidos es de 66.57 por cada 10,000 habitantes, lo que supera el umbral de la Organización Mundial de la Salud, que establece una media de 44.5. Sin embargo, persisten grandes desigualdades en la distribución de estos profesionales. Por ejemplo, Haití y Honduras enfrentan carencias críticas, con tasas de 6.38 y 7.13 trabajadores por cada 10,000 habitantes, respectivamente. En contraste, países como Cuba y Estados Unidos muestran una cantidad mucho más cercana a los estándares recomendados.
El informe identifica varios factores que contribuyen a esta brecha, incluidos las limitaciones en capacidades de capacitación, la migración de profesionales de la salud (especialmente en las regiones caribeñas), y una distribución desigual que desproporciona el acceso a atención en distintas áreas. Este análisis se basa en la evaluación del personal de salud en ocho ocupaciones clave, que incluyen medicina, enfermería, odontología, farmacia, fisioterapia y psicología comunitaria.
El documento también señala que la mayoría del personal de salud tiene entre 35 y 44 años, indicando un perfil laboral relativamente joven en las naciones estudiadas. Sin embargo, en lugares como Estados Unidos y Guatemala, casi la mitad de los médicos son mayores de 55 años, lo que acentúa la urgencia de formar nuevas generaciones de profesionales en el sector. Para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de salud, es fundamental invertir en formación adecuada y la creación de oportunidades laborales que incentiven a las nuevas generaciones a unirse a estas profesiones.
Finalmente, el informe concluye que, sin inversiones estratégicas en capacitación, regulaciones adecuadas y mejora de las condiciones laborales para el personal de salud, no será posible transformar efectivamente los sistemas de salud en modelos universales, justos y resilientes. Como declaró Barbosa, «el desafío no es solo tener más trabajadores de la salud, sino asegurarse de que sean los más necesarios y que cuenten con las oportunidades adecuadas para responder a los requisitos de la población».