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La TSE está llevando a cabo una investigación sobre la exministra Laura Fernández por motivos relacionados con conflictos políticos.

La Corte Suprema de las Elecciones ha desempeñado un papel crucial al confirmar la aprobación de un nuevo enfoque respecto al contexto político en el ámbito de la guerra política en el país, focalizándose esta vez en la figura de la ex ministra de la Presidencia, Laura Fernández. Este hecho resalta la creciente importancia y la complejidad de las interacciones políticas en el marco de las elecciones y los conflictos que surgen en el mismo.

En dos resoluciones emitidas el 27 de marzo de 2025, la sección especializada del Tribunal Supremo Electoral (TSE) se ocupó de la revisión de dos quejas formales por guerra política, las cuales fueron presentadas por un grupo de ciudadanos encabezado por Óscar Aguilar Bulgarelli, junto a Óscar Castillo Rojas, Erick Sova Marín, Marco Castillo Rojas y Rocío Frame, Varela. Asimismo, se registró otra queja por parte de Antonio Ortega, quien también pertenece al sector de los denunciantes, así como la participación de Rocío Frame y otros actores relevantes del ámbito político, incluyendo su vinculación al Frente Amplio Party.

Ambas quejas tienen su origen en una conferencia de prensa que tuvo lugar el 30 de enero de 2025. Durante este evento, el Gobierno hizo anuncios significativos que incluían, entre otros temas, la renuncia de Laura Fernández a su cargo. En este contexto, el diputado Ortega formuló acusaciones en relación al supuesto uso de un PIN durante la presentación, así como a las declaraciones hechas por el ex ministro, que incluían referencias al símbolo del Jaguar, que es considerado emblemático.

El grupo ciudadano, por su parte, sostenía que ese símbolo es, de hecho, el emblema representativo de un partido político que se encuentra en proceso de registro, lo que añade otra capa de complejidad a la situación. Este tipo de acusaciones levanta importantes preguntas sobre el uso de símbolos en el contexto político y electoral, y si estos pueden influir en la percepción pública y en el comportamiento electoral de los ciudadanos.

En cuanto a los remedios que se proponen para abordar estas quejas en el ámbito de la inspección electoral, se establece que es necesario llevar a cabo investigaciones preliminares sobre los hechos resaltados en las acusaciones. Este procedimiento es vital para garantizar que se mantenga la integridad del proceso electoral y que los ciudadanos puedan ejercer su derecho a votar de manera informada y justa.

Es importante destacar que la inspección electoral constituye una función interna del TSE, el cual tiene la responsabilidad de llevar a cabo diversas actividades que incluyen la aplicación de sanciones y procedimientos que aseguran el correcto desarrollo del proceso electoral. Sin embargo, es fundamental aclarar que la inspectora no actúa como un organismo decisivo en estos casos. Las competencias en este sentido corresponden a los jueces electorales de la división especializada y quedan sujetas al escrutinio y la resolución por parte de la Corte Suprema de Elecciones.

Adicionalmente, es relevante mencionar que el mismo organismo ha ordenado tres investigaciones más que se refieren a actos de guerra política, pero en esta ocasión dirigidas específicamente contra el presidente de la República, Rodrigo Chaves, lo que refleja una situación de gran tensión en el ámbito de la política nacional y el desafío de administrar un entorno electoral cada vez más complejo.

Redacción

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