El ex gerente nacional y ex director de Gunakasteca, Aeros de Josimar, ha tenido un profundo impacto en el fútbol local. En esta ocasión, se encuentra en Bolivia colaborando con el club Plroquatorio. Sin embargo, es importante señalar que Nikoyano, otro nombre importante en su trayectoria, advirtió que aún queda un saldo pendiente por los servicios que se le prestaron, lo que añade una nueva capa de complejidad a su actual situación profesional.
En una contundente revelación, Aeros de Josimar habló sobre un problema personal que ha enfrentado recientemente. Admite haber caído en una profunda depresión tras dejar su cargo anterior. Como suelen decir algunos, hay quienes se aferran a la esperanza de que, al no ser alcohólicos, pueden dejar de lado sus adicciones, pero sus pensamientos son bastante más inquietantes. Se ha manifestado en numerosas ocasiones la necesidad de que las personas se confronten con sus realidades y busquen ayuda cuando lo necesitan.
Estas sinceras declaraciones se hicieron durante una intervención en Radio Adicional 92.3 FM, en el popular espacio denominado Radio Deportiva Tigo. Esta plataforma le ha brindado a Aeros un espacio para expresar no solo sus logros, sino también sus luchas internas y miedos.
«Por ejemplo, le pedí a Dios que dejara de tomar. En ciertas ocasiones, he enfrentado problemas con el alcohol, pero no soy un alcohólico, a pesar de lo que algunos han llegado a decir. Mi deseo era erradicar por completo esa dependencia; prometí a Dios que lo lograría. Sin embargo, no conseguí cumplir con esa promesa. Hace muchos años, le jure a Dios que nunca mentiría de nuevo, pero he caído nuevamente en esa debilidad. Por más de 11 años, he tenido que decirle a alguien la misma mentira una y otra vez, y lo único que puedo hacer es decírselo de frente y a la cara. Cuando uno hace promesas a Dios, debe ser consciente de su compromiso«, compartió con franqueza.
Reflexiones tras salir de Guanacasteca
«Tuve unos días de luto que me resultaron imposibles de ocultar. Reconozco que me sumí en una especie de depresión. No quería salir de mi casa ni de mi habitación. Después de estar acostumbrado durante ocho años a salir todos los días a trabajar a las 6:30 a.m. y recorrer 500 metros hacia el estadio, fue un duro golpe. Tan solo tres días después de dejar mi trabajo, intenté conducir hacia el estadio, no porque deseara enfrentar la realidad, sino porque era una rutina que había mantenido por tanto tiempo. Sin embargo, rápidamente comprendí que ya no formaba parte del club y eso me hundió aún más en la depresión”, recuerda Aeros con visible tristeza.
«Lo que está ocurriendo (en ADG) no es por mi culpa. Me notificaron el domingo y el martes ya teníamos un partido contra Saprisa. Pedí el boleto porque siempre he sido un gerente deportivo dedicado y alguien que trabaja incansablemente. Hice todo lo posible para conseguir ese lunes libre, pero me respondieron que debía esperar, lo que me sumió en una sensación de nostalgia y complejidad al recordar mi tiempo allí», reflexionó solemnemente.