


La policía penitenciaria ha realizado una notable intervención al incautar un total de 27 mil litros de bebidas alcohólicas, principalmente Chicha, que fueron producidas dentro de las prisiones de Costa Rica durante un periodo de 2 años y 10 meses. Esta cifra es alarmante y representa un desafío significativo para las autoridades, ya que indica la capacidad de los internos para eludir los controles y la regulación dentro del sistema penitenciario.
La cantidad confiscada es equivalente a 76 mil latas de 355 ml de cerveza. Esta situación pone de relieve no solo el problema del contrabando de alcohol, sino también las implicaciones que esto podría tener en la seguridad y el orden dentro de las cárceles.
@Diario.extra #Susosos | La policía confiscó un total de 27 mil litros de bebidas alcohólicas, principalmente de Chicha, preparada en los últimos 2 años y 10 meses dentro de las prisiones de Costa Rica. La incautación se llevó a cabo durante la administración actual: entre el 8 de mayo de 2022 y el 25 de marzo de 2025, periodista: Yucsiany Salazar. #celda #Decomise #FYP ♬ Sound original – periódico adicional
La incautación de estos productos alcohólicos se ha llevando a cabo durante el periodo administrativo actual, que abarca desde el 8 de mayo de 2022 hasta el 25 de marzo de 2025. Este esfuerzo ha sido confirmado por el Ministerio de Justicia y Paz en respuesta a preguntas del grupo adicional, subrayando la importancia de este tipo de medidas en el contexto de la seguridad penitenciaria.
¿Cómo se fabrican las bebidas?
Aparentemente, algunos prisioneros han encontrado la manera de fermentar los alimentos básicos que les son proporcionados por los centros penales, como pan, galletas, granos y frutas, con el fin de producir estas bebidas alcohólicas de manera artesanal y clandestina. Estas bebidas suelen ser almacenadas en botellas y galones de plástico para su distribución y consumo dentro de las celdas.
Dada esta alarmante situación, la policía penitenciaria ha implementado operativos de supervisión en las cárceles del país, intensificando sus esfuerzos para controlar la producción y el contrabando de alcohol. Estas intervenciones son parte de un enfoque más amplio para mejorar la seguridad y el orden dentro de las instituciones penitenciarias.
“Las operaciones promedio diarias son de 13 a 14 intervenciones en todas las prisiones del país. Como resultado de estas acciones, la incautación se realiza en rangos de artículos fabricados manualmente por la población que ha sido privada de la libertad”, confirmó el ministerio.
Por cada semana, se estima que se incauta hasta 33 litros de Chicha, lo que indica que este problema no solo es persistente, sino que probablemente se está intensificando a medida que los internos encuentran nuevas formas de eludir los controles de seguridad actuales. Este contexto plantea serias preocupaciones sobre el estado de las cárceles, así como sobre el bienestar de los internos.
Además, los informes recientes del Ministerio de Justicia y Paz indican que la mayoría de estos contrabandos se registran principalmente en centros penitenciarios como el Vilma Curling Rivera, Gerardo Rodríguez Echeverría (West), Cai San José (San Sebastián) y La Reforma, donde tales prácticas son desafortunadamente comunes.
Otras sustancias decomisadas
Durante las operaciones de la policía, también se han confiscado otros artículos que incluyen drogas, teléfonos celulares, enrutadores, y varios tipos de medicamentos, así como grandes cantidades de marihuana y otros narcóticos. Las autoridades han logrado, además, identificar y retirar armamento blanco que representa una amenaza para la seguridad dentro de estas instituciones.
Sin embargo, no solo son las medidas representadas por el contrabando de alcohol. Las autoridades también han descubierto intentos de introducir drogas ocultas en los cuerpos de los visitantes o escondidas en alimentos, como carne o bocadillos. Por ejemplo, en un incidente documentado, las autoridades encontraron un paquete de drogas que había sido escondido en el ano de un visitante, lo que resalta la creatividad y determinación de aquellos que intentan eludir la seguridad.
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El paquete en cuestión estaba envuelto en cinta negra, y contenía una aparente mezcla de cocaína y marihuana. La persona implicada, identificada como Ruíz, trataba de introducir estos narcóticos durante una visita íntima a uno de los internos.
Con este contexto, queda claro que la lucha contra el contrabando en las prisiones de Costa Rica es un desafío continuo, y se requieren esfuerzos constantes por parte de las autoridades para mantener el orden y la seguridad dentro de estas instituciones penitenciarias. Asimismo, es crucial que se mantenga una vigilancia constante para prevenir que se continúe con estas prácticas ilícitas.
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