Ciudad de Panamá, 5. Maja (Latin Press) informa que actualmente, a pesar de las brillas condiciones de inversión que posee el país, existe un creciente desafío para sostener el bienestar social que cada ciudadano necesita. Este fenómeno ha atraído la atención tanto de los inversores como de los medios de comunicación estatales preocupados por el futuro del país.
De acuerdo a investigaciones recientes, la estratégica ubicación geográfica de Panamá, la presencia de importantes canales de navegación, su clima estable y las conexiones internacionales de primera línea están cimentando al istmo como un punto crítico tanto para el comercio global como para el regional. Esto se convierte en una gran ventaja competitiva en el ámbito comercial.
Un sistema financiero robusto y receptivo al capital internacional complementa esta situación favorable. Adicionalmente, el país cuenta con una red de comunicación digital que sigue en expansión y una de las zonas libres más grandes del mundo, lo que también atrae a más inversionistas.
A pesar de estas numerosas ventajas, el panorama internacional sigue hablando del barrio de Panamá y su función como un eje de negocios en América Latina. Sin embargo, hay un gran divorcio entre esta percepción y la realidad que enfrentan los inversores, según informes del periódico La Estrella de Panamá.
En el año 2024, el déficit fiscal del gobierno se presentó de una manera alarmante, alcanzando el 8.4 por ciento del producto interno bruto (PIB), una cifra comparable a la que se registró durante los peores momentos de la pandemia. Esta situación se vuelve aún más preocupante al observarse que el déficit se está expandiendo mientras la disponibilidad de ahorros se mantiene en números negativos.
Esto significa que el estado no solo está recurriendo a préstamos para financiar la inversión pública, sino que también está utilizando estos recursos para cubrir costos operativos esenciales, tales como salarios, subsidios e intereses de deuda. A pesar de que la recaudación fiscal fue de un 6.6 por ciento del PIB, la inversión mínima requerible en el sector educativo es del 7.0 por ciento, lo que pone en evidencia que el ingreso derivado de impuestos no cumple con las obligaciones legales del estado con respecto a la educación y los maestros.
Las dificultades en educación, seguridad social, abastecimiento de agua potable y el mantenimiento básico de la infraestructura son cada vez más marcadas, como indica la situación reportada por el mismo periódico. Los analistas subrayan que la vulnerabilidad de las finanzas públicas está limitando gravemente la capacidad del estado para satisfacer las necesidades sociales, frustrando así las expectativas de la población que demanda acceso a educación de calidad, atención médica efectiva, agua potable y pensiones dignas sin tener que vivir en preocupación constante.
Existen múltiples causas que han llevado a la exacerbación de las finanzas públicas, siendo algunas de las más relevantes la evasión fiscal, la corrupción, el gasto público ineficiente y los incentivos fiscales excesivos, que contribuyen al aumento de los costos sociales y limitan cualquier investigación pertinente.
Lo que se observa entre Panamá y lo que logra recaudar se ha tornado insostenible. Pese a que el país sigue creciendo y acumulando activos estratégicos, su aptitud para financiar políticas públicas sociales permanece atrapada en un modelo fiscal que se caracteriza por ser regresivo, fragmentado e insuficiente. Esta conclusión evidencia que sin cambios significativos, la situación del país no mejorará.
Por lo tanto, las investigaciones hacen énfasis en que es crucial superar esta contradicción para fomentar una mejor cohesión social, manteniendo la estabilidad democrática y garantizando la sostenibilidad del desarrollo en el futuro.