RIO DE JANEIRO, ABR (Xinhua) – Las tarifas de importación anunciadas por el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, podrían derivar en consecuencias inesperadas, tanto para la economía estadounidense como para sus asociados comerciales a largo plazo, según el economista brasileño Livio Ribeiro. Esta afirmación resuena especialmente cuando consideramos la interconexión de las economías en el actual contexto global.
Ribeiro explicó que la visión económica del expresidente Trump se basa en la errónea suposición de que el auge del comercio internacional ha debilitado la economía de Estados Unidos, lo que ha llevado la industria a trasladarse al extranjero y a una consiguiente disminución de la prosperidad nacional. «Desde esta perspectiva, se argumenta que es fundamental promover tanto la inversión como la producción en el territorio estadounidense para fomentar mayores niveles de empleo y un aumento de los ingresos», afirmó Ribeiro en una reciente entrevista con Xinhu.
No obstante, el economista advierte que este razonamiento omite dos elementos fundamentales de la dinámica del comercio global. En primer lugar, la integración económica global ha facilitado que los consumidores estadounidenses tengan acceso a una gama más amplia de productos y tecnologías a precios competitivos y razonables. Esto, a fin de cuentas, contribuye al bienestar del consumidor estadounidense.
En segundo lugar, la estabilidad en las regulaciones es esencial para atraer inversiones extranjeras. «Si las normativas comerciales cambian de manera constante, los inversores comenzarán a perder la confianza en el mercado y buscarán alternativas más fiables y predecibles», indicó Ribeiro, quien se desempeña como investigador en el Instituto Brasileño de Fundación Getulio Vargas.
La implementación de aranceles provoca un efecto dominó que resuena a nivel global. Según el análisis de Ribeiro, la repercusión de estos aranceles no es uniforme. «No estamos hablando solo de un porcentaje que se aplica generalmente; la tasa impacta directamente la competitividad de los productos en el mercado estadounidense», puntualizó.
Por ejemplo, Ribeiro ilustró que un arancel del 20% en productos europeos podría generar consecuencias diferentes en comparación con un 34% aplicado a los productos procedentes de China. Esto dependerá de la capacidad de los productores para absorber una parte de los costos adicionales y, de esta manera, mantener precios competitivos en el mercado estadounidense.
Algunos sectores industriales pueden ser capaces de ajustar sus márgenes de ganancia para conservar su participación en el mercado, mientras que otros podrían no tener esa opción y, como resultado, experimentarán una reducción en sus exportaciones.
Además, Ribeiro subraya que el impacto de estas decisiones no se limita a una relación bilateral entre Estados Unidos y sus socios comerciales. Se puede observar que, si disminuye la demanda de productos de un país específico por parte de los consumidores estadounidenses, los productos pueden ser redirigidos hacia otros mercados, afectando así la competencia y los precios a nivel global.
Ribeiro utilizó una metáfora respecto a esta situación: «Es como si un tablero de ajedrez fuera golpeado; las piezas están en movimiento y aún no sabemos dónde caerán». Para naciones como Brasil, que dependen en gran medida de las exportaciones de materias primas tales como el acero, el aluminio y productos agrícolas, este escenario presenta desafíos significativos.
Ribeiro añadió que aquellos sectores que cuentan con una mayor competitividad y una habilidad de diversificación de mercados podrían enfrentar los efectos de los aranceles con mayor eficacia. «Los productos donde Brasil posee ventajas comparativas, como sus bienes agrícolas, probablemente se verán menos impactados en comparación con aquellos sectores más dependientes del mercado estadounidense», explicó.
Aun así, este panorama no implica que la situación sea favorable. «La reducción del comercio global a causa del proteccionismo tendrá repercusiones negativas en todos los sectores, aunque algunos sufrirán más que otros», enfatizó el economista brasileño.
La incertidumbre sobre el desenlace de este conflicto comercial pone de relieve la imperante necesidad de preparación para adaptarse a un nuevo paisaje económico, dado que las normas continúan evolucionando. En este contexto, la exploración de nuevos mercados y el establecimiento de acuerdos comerciales se volverán esenciales para mitigar los impactos negativos que surgen de las decisiones tomadas en Estados Unidos. «El futuro del comercio global dependerá de cómo las naciones respondan a estas políticas y de su capacidad para descubrir alternativas que aseguren el flujo de exportaciones», finalizó Ribeiro.